Ceremonial y Protocolo: Hay escuelas que lo enseñan.
En la gran divisoria de aguas en el mundo de la etiqueta masculina, que separa el universo de los hombres entre aquellos que dan la mano y quienes dan un beso, me encuentro ubicado entre estos últimos. Como soy joven, canchero (?) y con onda, no tengo problemas en dar besos a la gente. Sin embargo, mucha gente grande tiene la sensación de que en cada saludo se pone en juego su sexualidad y que en caso de dar un beso quedarán estigmatizados como homosexuales (?) por el resto de su existencia. Este choque en las costumbres, convierte a los primeros momentos de cada encuentro en un pequeño campo de batalla entre los estrechadores y los besadores. Por supuesto que en estos casos uno termina transigiendo y dándole la mano a los desconocidos de cierta edad, aunque siempre con conciencia de que hay algo en juego.
Sin embargo, quisiera compartir hoy algo que me sucede bastante seguido. Aparentemente tengo alguna dificultad para interpretar el lenguaje corporal de la gente y confundo alguna inclinación de los hombros hacia adelante, algún movimiento del brazo o un intento de palmada en la espalda, como el comienzo de un beso y termino actuando en consecuencia. Por supuesto que a mitad del movimiento me doy cuenta de que no era esa la intención del otro y me doy cuenta también del desconcierto que se adivina en sus ojos. Pero para ese momento ya es tarde. Estás en el baile y tenés que bailar. Podemos decir entonces que en lo que hace a las reglas de etiqueta, soy como un soldado daltónico al que han puesto de guardia y no puede identificar por los colores de las insignias, si quienes se acercan son de un bando o de otro (?).
La situación en sí sería cómica (siempre es gracioso causar un poco de incomodidad en el otro, especialmente cuando es una situación en la que no es posible enojarse) si no fuera porque generalmente uno le termina dando besos y abrazos a sus jefes y a gente que no debería. Mi vida profesional sería más sencilla si aprendiera a no saludar con un beso a nadie.