Nunca vi un animal más feliz de que lo estuvieran por cazar. Puede que sea la primera publicidad engañosa de la historia (?)
Hace unos días, curiosamente antes que en los
Estados Unidos, se estrenó una película llamada “In the Heart of the
sea” que pasó sin demasiada pena ni gloria.
El gancho de la película es que se encuentra basada en una historia verídica y
no en cualquier historia verídica. Se trata de la historia del Essex, barco
ballenero que fuera intencionalmente hundido por una ballena a la que había
tratado de cazar. La historia del Essex se hizo inmensamente famosa por servir
de base a la que probablemente sea la mejor novela estadounidense de la
historia: Moby Dick.
Llegado a este punto, no podemos menos que
preguntarnos:¿a quién, en su sano juicio, se le ocurre competir contra Moby
Dick? ¿A quién se le puede ocurrir que puede, partiendo de la misma base, lograr
una obra que supere a Moby Dick?
Digamos que a esta altura del partido hay temas que
están cancelados para la literatura universal. Ya no se puede decir algo mejor
que eso que ha sido dicho. —“Se me ocurrió la historia de un gentilhombre que se
vuelve loco y cree que vive en una novela de caballería”. — Mirá, te diría que
no vale la pena intentarlo. —“Por qué no escribimos una obra de teatro sobre dos
adolescentes de familias rivales que al ver frustrado su amor se terminan
suicidando” —Por ahí no da, fijate. —“¿Y si hacemos un poema largo sobre un
gaucho que es enganchado a la fuerza para ir al ejército y se escapa a las
tolderías solo para volver y encontrar su vida deshecha?” —Ni te gastes, no te
va a salir.
Y es que la grandeza de Moby Dick está no sólo en
su descripción de la industria ballenera y las peripecias que esta entraña, sino
en lo que nos dice del alma humana. Sobre ese tema se puede volver las veces que
sea necesario —y nunca será suficiente— pero volver a insistir sobre la historia
del Essex es no entender dónde está lo esencial y dónde lo accesorio.