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domingo, 29 de mayo de 2011

Si Evita viviera…

Angeleri gaudio rodete

Gaudio y Angeleri, traidores: el rodete es de Evita, Gorilas (?)

Interrumpo la programación (?) para decirles que aborrezco por sobre todos los peinados al rodete masculino. Nada más, sigan con lo suyo (?)

A day at the races

TC

TC: El más peronista de los deportes, lejos.

Yo creía que tras haber concurrido a una cancha de fútbol tendría cubierta mi cuota de tribunerismo y venta de humo en general. Esto era así hasta que presencié una carrera de Turismo Carretera. El nivel de demagogia es realmente increíble; los autos se detienen delante de las tribunas y comienzan a acelerar para provocar la ovación de las parcialidades. Pero aquellos más comprometidos con el espectáculo, hasta se bajan del auto para arengar a las multitudes. Uno de los pilotos sacó una bolsa con gorritas y remeras y empezó a tirarla a las gradas, lo que causó un amontonamiento de fanáticos desesperados por el merchandaising (?) gratis, que hizo peligrar la integridad del alambrado. Ahora piensen que cada marca tiene más de un piloto (a la sazón son como treinta por marca) lo que produce que la sucesión de pilotos que vienen a acelerar el auto frente a la tribuna sea casi interminable. Y sin importar que tan ignotos sean (yo no conocía a casi ninguno) los vítores se levantan igual para saludarlo.

Dado que, como he mencionado, no conocía a casi ninguno de los conductores y como no tengo mayor predilección automovilística, me puse a decidir cuales serían mis favoritos con el método infalible que aplico en las carreras de caballos que televisan Carozo y Narizota; por el nombre. Inmediatamente puse todas mis fichas en el joven Alejandro Berganza, quién si bien terminó bastante lejos, no hizo una mala carrera. El método que todos consideran más adecuado para la elección de favoritos parece recurrir a un sentido de pertenencia geográfica, que no deja de ser tan arbitrario como el otro. No habiendo corredores pergaminenses, fijé mi predilección en los muchos pilotos arrecifeños, en una suerte de orgullo por la Norpampa completamente ridículo. Para mi malhumor ganó un tipo de Junín. No se puede todo.

Unas cuantas cosas me llamaron la atención. Por ejemplo,no hay apuestas en un deporte que ofrece un número incomparable de combinaciones a la hora de jugarse unos pesos. En mis fantasías previas a la llegada al autódromo,me imaginaba a una serie de ventanillas levantando apuestas a quién gana la serie o el récord de vuelta, pero se ve que la gente no quiere progresar (?).Otra cosa llamativa es que acusaban a un corredor de la contra de ser un pecho frío, lo que en mi entender no deja de ser una virtud a la hora de manejar un auto. Por otra parte, ¿cómo es poner huevos en una carrera de autos? ¿ir chocando a los otros competidores? No sé. Si bien el ambiente está muy “futbolizado”, con hinchadas, bombos y banderas, en líneas generales, no hay mala onda con la gente de las otras marcas, amenazas o algo que contribuya al mal clima en las gradas (?). Sin embargo, sería muy gracioso que una hinchada acusase a la otra de “correr”, especialmente en una cultura tan ligada con lo automotriz. Bueno, por ahí no sería tan gracioso (?), pero estaría bueno que por lo menos le griten peatón a alguien. Un apelativo despiadado(?).

PD: Lo voy a nombrar a Guillermo Ortelli así ingresa a la página gente que lo esté buscando en google. El título también ayuda. (Las cosas que hago por un punto de rating, es casi prostitución)

PPD: Antes de que me lo pregunten debo decir que desde donde estábamos ubicados no vimos ni una promotora, esa parte de la experiencia quedará para una próxima oportunidad.

Cosas que uno hace cuando está borracho

puentecito

Puentecito: Ahora dicen que sólo el de La Noria sería más peligroso que este (?)

Creo que dentro del limitado número de tradiciones casamentariles (?) el trencito es infinitamente superior al puente que hacen las parejas para que todos pasan por abajo. Entretenimiento que es sencillamente nefasto.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Discusiones pendientes

correr

Una de las imágenes más confusas que he visto; ¿Le duele la cabeza, tiene el pecho tomado, le geden los quesos de las patas(?)?…misterios

En algún punto de la evolución de las sociedades, hay una serie de afirmaciones que se aceptan como verdaderas sin siquiera someterlas a algún tipo de cuestionamiento. De esta manera se instala el convencimiento de que rápido es mejor que lento, nuevo es mejor que viejo y por último, que joven es mejor que anciano. Lo que quiero decir es, que aún cuando estas concepciones pueden haber tenido algún sentido en algún momento, han pasado a constituirse en verdades instaladas y nunca discutidas.

Por ejemplo, el otro día mientras pasaba por la plaza 1º de Mayo, en Congreso, cuando me encuentro con un grupo de 4 o 5 muchachones trotando. No sé si conocen la plaza, pero lo que les puedo decir es que es chica, llena de gente, perros, basura y debe estar ubicada en una de las zonas con mayor tránsito de la ciudad. Por supuesto que es un lugar inconveniente para la práctica deportiva. Sin embargo está instalada en la gente la idea de que es preferible correr al aire libre a hacerlo en una cinta en un gimnasio, aún cuando las evidencias en contra sean abrumadoras.

Otro ejemplo de lo mencionado es la sentencia que afirma que la calidad de vida en el interior del país es indefectiblemente mejor que en la capital. Puede que lo sea, pero es una idea instalada y que no se ha vuelto a discutir en mucho tiempo. Es cierto que las ciudades del interior suelen ser más tranquilas, con más contacto con la naturaleza y con ritmos de vida más gentiles. Sin embargo deben ponerse en la balanza otros aspectos a la hora de tomar esas decisiones. ¿Tener acceso al cine o al teatro, hace a la calidad de vida? ¿Tener una buena oferta de librerías o de museos, no mejora nuestra calidad de vida? ¿Vivir en ambientes donde hay una mayor variedad de opiniones, de orígenes étnicos o de creencias religiosas; en definitiva, en sociedades menos homogéneas no hace a la calidad de vida? Por supuesto que es una cuestión compleja y el sólo hecho de vivir en una ciudad grande no garantiza el acceso o (si se quiere) el interés por los bienes culturales, pero no se suele poner estos aspectos en la balanza a la hora de discutir la cuestión. Aún no he decidido dónde es mejor vivir, si en ciudades grandes o ciudades chicas, pero creo que sería conveniente poner todas esas afirmaciones que damos por supuestas en consideración.

viernes, 20 de mayo de 2011

Simonía

dalay_producto_capsulas_img

No creo que una mujer desnuda nos ayude a eliminar el deseo (o por caso a calmar los nervios)

Como pueden ver en la foto que ilustra esta entrada (?) se encuentra disponible en el mercado un calmante natural al que sus propietarios, no tuvieron ningún empacho en denominar Dalay. El intento de usufructuar la proverbial calma de los monjes tibetanos, es barato y debe ser condenado con toda claridad. Sin embargo, es un claro indicador de un fenómeno mucho más amplio, como es el escaso respeto con que Occidente ha tratado a las religiones de otros pueblos. Lamento no haberle sacado una foto, pero este verano vi un lavadero de autos que se llamaba el Buda. Imagínense la reacción de los budistas que pasan por ese lavadero al ver ese nombre sagrado involucrado en actividades tan mundanas. No creo que la existencia de una banda de rock llamada Nirvana les haya agradado mucho más.

Pero para que el argumento adquiera su máxima fuerza debemos plantearlo al revés. ¿Qué pasaría si una fábrica china hiciera trípodes de marca Santísima Trinidad?¿y si vendieran anticonceptivos con la imagen de la Virgen María? Pondríamos el grito en el cielo. Es cierto que no condenaríamos a muerte a los publicistas, como hicieron algunos clérigos musulmanes con quienes pintaron la imagen del profeta Mahoma, pero no la acabaríamos más. Y tendríamos todo el derecho a pedir que se trate con respeto aquellas cosas que consideramos sagradas. Sería bueno que empecemos a otorgar ese derecho a quienes nos rodean.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Viejos son los trapos

terminator

Terminator: Le estaría por dar un nuevo significado a la caducidad de las máquinas.

El recambio generacional, que había vaticinado el finado General Perón (?) finalmente se está implementando, por lo menos en Hollywood. A juzgar por las producciones que se están estrenando en estos últimos años, la gente de mi generación (alrededor de los 30 y pico de años) está empezando a tomar decisiones en los grandes estudios y no son exactamente las mejores. En un exceso de sentimentalismo, las historias que hicieron roncha (?) en los años 80 y principio de los 90, están encontrando su segundo aire en el celuloide estadounidense y con ellas, vuelven los antiguos héroes de acción, para regocijo de los memoriosos. Sin embargo, la incorporación de las estrellas de ayer introduce modificaciones que no pueden menos que arruinar la trama. Por ejemplo, y sin haber necesidad alguna en hacerlo, se ha filmado Rambo IV con un recauchutado Sylvester Stalone. ¿Alguien puede explicarme de qué manera piensan justificar los encargados de hacer el casting de la película, para explicar que aquel guerrero que vuelve de la guerra para reclamar su lugar en la sociedad en la única manera en que le enseñaron a hacerlo, ha decidido hacerse una cirugía estética y rellenarse los labios de Bótox? Tal vez en este caso la opción de mantener el reparto original no haya sido la mejor las decisiones.

Pero hay un caso peor. En la película Terminator III, Arnold Schwarzenegger es contratado para volver a interpretar a un robot (el T-100) antropomórfico programado para proteger al jefe de la resistencia humana. (Nota: en la primera película, que en mi opinión es la mejor de la saga, el T-100 había sido diseñado para infiltrar las redes de la resistencia humana y matar al famoso John Connors) El problema radica que para el momento en que Terminator III se filmó, el bueno de Arnold contaba ya con más de 56 años y mostraba algunas arrugas y señas del paso del tiempo. Por lo tanto, estamos en presencia de un robot que fue diseñado con arrugas y panza, lo que representa una novedad en el mercado. Pero aún constituye un mayor atentado contra el guión de la película, el hecho de que Schwarzenegger es realmente el mismo modelo de robot que en las películas anteriores, por lo que la única explicación posible es que habría desarrollado arrugas en algún punto del camino. Es que como bien lo señalara el bueno de Heráclito (?), no podemos bañarnos dos veces en el mismo río; los humanos estamos sometidos al devenir y (mucho me temo) al paso del tiempo. Las máquinas, por el contrario, no tienen esa suerte. Es la maldición de la producción en serie, verse sometido a la replicación infinita de las mismas características.

Ese punto introduce una nueva dificultad en la trama: Supongamos que realmente se construyera el famoso T-100 para infiltrar la resistencia humana; pensemos que esa es una estrategia que funcionaría una única vez, debido a la producción en serie. Cuando vemos un Citroën o un Falcon en la calle, lo identificamos de inmediato, básicamente porque todos los Citroën y los Falcon son iguales. Algo parecido ocurre con los T-100. Si  viéramos a alguien parecido a Schwarzenegger tendríamos la sana decisión de salir corriendo, lo que disminuye en mucho la efectividad de este aparatejo (?) Sería como mandar a Maradona y a Maddona a espiar; se daría cuenta todo el mundo. Siempre existe la posibilidad de que nos encontremos con el verdadero Arnold, pero creo que en ese caso lo más recomendable sigue siendo el escapar corriendo. La manera más efectiva de construir estos robots es hacerlos con caras y cuerpos diferentes. Por lo tanto, se produce la paradoja de que las máquinas deban adoptar formas artesanales de producción, en lo que representa una verdadera reivindicación para los hippies de Plaza Francia (?) Dejemos a los viejos héroes en `paz o por lo menos démosle roles más acordes con su edad. Seamos buenos.