Buscar este blog

martes, 13 de septiembre de 2011

Róckola de nuevo, Sam (?)

casablanca copia

¿Hubiera cambiado mucho la trama de la peli Casablanca si en lugar del mítico pianista hubieran usado una rockola? Probablemente no, pero sería un poco más grasa.

Si bien nunca participé de un emprendimiento gastronómico (por lo menos nunca del lado de quiénes ponen un negocio) me imagino que un momento crítico consiste en la elección de la música que matizará las veladas. De alguna manera, en el sentido más exagerado de la cuestión, el tipo de música elegido atraerá a alguna clientela y rechazará a otra; ofenderá a los viejos o llenará el negocio de hippies dispuestos a gastar lo menos posible. Sin embargo, hay todavía en este mundo gente que rechaza el valor de una correcta musicalización e instala en sus negocios una rockola (?) Esos son los peores. En primer lugar creen que se sacan de encima el problema y se lo transmiten a la clientela, haciéndose algunos manguitos en el proceso. Pero es un grave error. En primer lugar, aquellos que se encuentran interesados en invertir dinero en un Juke Box (?), generalmente son aquellos que tienen peor gusto. Adolescentes en general con su proverbial mal gusto, parejitas que escuchan canciones románticas, grupo de amigos borrachos y dispuestos a disfrutar el hit pachanguero del verano y finalmente (estos son los más peligrosos) los bizarros dispuestos a invertir las monedas que hagan falta para hacernos sentir mal a todos. En este sentido, la idea de democratizar el manejo de la música es mala. Tu boliche se termina convirtiendo en un cambalache insufrible, sin mencionar los muchos roces que por estas cuestiones se pueden generar. Si quién pone la canción en cuestión es uno de los parroquianos, el resto se siente en condiciones de cuestionar su selección, lo que no puede de ninguna manera ser algo bueno.

Digamos la verdad: poner una rockola es casi firmar un certificado de defunción para tu negocio. Falta todavía determinar el procedimiento por el que esto sucede; si la rockola es mufa o si la introducción de esta amenity (?) es un intento desesperado de acercar clientes a un emprendimiento ya fracasado. Sea cual sea la situación, la aparición de estos tocadiscos públicos funciona como el primer indicio de que en los próximos meses va a haber un nuevo local en alquiler en la cuadra (?)

Hasta no hace mucho tiempo, me había imaginado siempre que el infierno estaría musicalizado con música tirolesa y con sonidos de gaitas que no terminan de empezar a tocar. Sin embargo, una experiencia nefasta llevó a que revise esta consideración sobre la banda de sonido infernal. Ahora creo que en el infierno tienen una rockola, en la que suenan canciones que le gustan únicamente a la persona que programa su contenido. Una combinación letal de Callejeros y bandas que mezclan lo peor de Jon Bon Jovi y Britney Spears (?) Me imagino, además, que la rockola infernal debe contener discos buenos y hasta alguno que otro excelente, pero simplemente nunca son seleccionadas. Un infierno que se precie debe contener una dosis de ironía y crueldad sin sentido.

3 comentarios:

  1. "La Rockola como variable interviniente en los vaivenes del mercado inmobiliario"; muy buen tema para una tesis, jajaja.

    ResponderEliminar
  2. En esa rockola "infernal" no puede faltar Elvis Crespo (hasta el nombre chorrea grasa) y Ricado Arj*na

    ResponderEliminar
  3. Dos cosas:
    1) Piccoman, mejoraste con el photoshop; promesa reiterada en varios posteos previos (no quería dejar pasar el comentario).
    2) Muchachos, se están ganando muchos enemigos "musicales" (tampoco quería dejar pasar ese comentario-advertencia).

    PD:La conexión Infierno-Callejeros puede resultar morbosa (OK, me hago cargo de la lectura retorcida del párrafo)

    ResponderEliminar