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viernes, 1 de abril de 2011

Soda Caústica

soda

Sifones: Hasta hace poco mantuvieron a la Coca Cola a raya. Cayeron con el entreguismo de los 90, todavía los extrañamos (?)

Quiero empezar diciendo que soy un fiel partidario. Siempre que tengo oportunidad pido un sifón de soda. Y convengamos que a esta altura de la Soirée (?), con todos estos movimientos cool y verdaderamente cancheros de Palermo, el sifón de soda ha sido desterrado de las cartas de los restaurantes. De hecho hasta la palabra soda fue expulsada del vocabulario gastronómico, tomando su lugar engendros lingüísticos como agua gasificada o, en el peor de los casos, finamente gasificadas con ese tinte tan poco masculino que lo caracteriza. Pero también cambiaron las prácticas relacionadas con la soda. Antes la gente le ponía un generoso chorro de soda al vino, con la misma naturalidad con la que compraba cospeles del subte o pagaba la boleta de Entel. Ahora, si alguien osara en público mixturar (?) el vino con la soda en un restó parlemitano sería perseguido por hordas de diseñadores y gente linda (?) sumidos un éxtasis de furia sólo comparable en su cerrazón con aquellos que condenaron a Sócrates (?) Por ahí me excedí en la descripción, pero la idea se entiende.No quiero ni pensar que pasaría si alguien confesara en algunos de esos círculos que de vez en cuando se clava un Amargo Obrero o un Terma. Me corren escalofríos por la espalda.

El sifón de soda quedó restringido a lugares de mala muerte o bodegones periféricos a los que concurro por el simple placer de tomarme un sifón de soda. Seamos sinceros si vamos a tomar soda, más vale que sea en sifón; esa es la manera en que se debe disfrutar la bebida.

Sin embargo, y pese a la defensa que he esgrimido, debo confesar que nunca encontré un sifón que no goteara. No está del todo claro cual es el lugar por el que escapa el líquido , pero la realidad es que una vez que el sifón es activado no deja de marcar aureolas en el mantel y a derramarse lentamente. Si a esto sumamos la cantidad que queda en el fondo y no puede ser absorbida por el sistema del sifón, nos encontramos en presencia de algo que puede calificar, por parte de alguna mente leguleya, como una pequeña estafa. Pero la verdad es que no me importa demasiado; todo sea por poder tomar un sifón de soda tranquilo.

3 comentarios:

  1. Yo, en oportunidades, siento nostalgia por el sifón Drago.

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  2. Aguante Safi, Pascilio no existís

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  3. Debo decir contrario sensu que el sifón es traidor...O acaso nadie se acuerda cuando al pulsar sobre el gatillo soltaba un chorro que empapaba invariablemente con un color rosa- del vino que se mezclaba- a los desprevenidos del momento. Además se corría la leyenda urbana de que explotaban en cualquier momento. Bombas peligrosas y enrejadas...

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