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martes, 7 de septiembre de 2010

Darío Dora Duraznos

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Descartes

Descartes: ahora piensan que existiría

De tanto en tanto (fundamentalmente cundo se evidencia un bajón de creatividad entre los escritores) la industria holywoodense reflota la llamada tecnología 3D. Yo me acuerdo que entre fines de los años  80 y principios de la década del  90, uno podía adquirir los consabidos anteojos azules y rojos y disfrutar la megaproducción del momento. Según me cuentan (en realidad no me lo cuenta nadie, es como el remanido recurso periodístico de citar a la gente para legitimar una opinión personal, y en este caso un hecho), ya en los años 60 era posible ver algún que otro film en esta revolucionaria tecnología. Bueno, el punto es que las cadenas de cine vuelven a intentar vendernos este avance en la experiencia de ver películas (?). No es mi interés discutir las propiedades técnicas de un producto que se intentó imponer en por lo menos dos oportunidades resultando siempre en fracaso . Lo que sí me gustaría decir es que la tecnología 3D no agrega nada a una película buena, de hecho puede ser contraproducente. Tomemos como ejemplo “12 hombres en Pugna”. ¿Habría ganado en capacidad de persuasión el personaje de Henry Fonda si se lo hubiera filmado en 3D? ¿Hay alguna manera en que la tecnología 3D mejore esa película? Lo dudo. Sin embargo, después de estar mirando a través de esos anteojos durante más de una hora, uno empieza a contemplar la posibilidad de sufrir convulsiones y (qué quieren que les diga) se empieza a hacer difícil seguir los diálogos. Una buena película arruinada por la tecnología.

Se puede argumentar que en estos casos, como cuando se compran telas, el género es importante (?) Pero pensémoslo con un poco de detenimiento. “Terminator 2” es buena porque la historia que la sostiene es buena. Reconozco que tiene una inversión enorme en efectos especiales, muchos de ellos revolucionarios. Pero si la historia es mala (como fue el caso de “Terminator 3”) ni todo el humo de las explosiones alcanzará para cubrir el tedio. No hay efecto especial que levante un mal guión.

La única situación en que el 3D puede introducir una mejora es en el caso de una película mala. Las tres dimensiones tienen la particularidad de hacer soportable un bodrio. Ese es el límite (actual) para esta tecnología. ¿Quieren ejemplos? Me remito únicamente a Avatar, un verdadero pelotazo inflado a más no poder por el 3D. Flaco favor nos hace esta tecnología; ahora nos fumamos una hora y media de una película que antes dejábamos de ver en los primeros 20 minutos. Te dan unas ganas de prender fuego el cine al grito de “¿Qué pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular?” que ni te cuento. Pero bueno…ese soy yo…ustedes fíjense…

2 comentarios:

  1. aguante el osito Tedy que mas que 3D era un muñeco (demoniaco??) que hablaba y hacia bolud*ces. Eso era tecnologia.
    que sera de la gente que lo compro? lo podran canjear por 2 entradas para gaturro 3D
    Ademas si en el 3D no ves bien de un ojo se ve todo borroso
    Prefiero este 3D:
    http://exitoina.com/larissa-riquelme-desnuda-en-3d-para-playboy-brasil-18/

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  2. Ya que el Dr. Juan Manuel saca el tema, me quedé pensando que tal vez en las películas pornográficas el 3D agregue algo. Para pensar (?)
    Con respecto al oso Teddy, sin palabras. Fue la prueba de que a la hora del negociado el ruso Sofovich es capaz de sacarle agua a las piedras.

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