¡…Qué olio!

 

Andanzas de Patoruzu: Ahora dicen que serían financiadas por los inacabables patacones (?) del cacique Tehuelche.

Cuando niño (?) era lector consuetudinario de los distintos cómics nacionales. Las Andanzas de Patoruzú, las Correrías de Patoruzito, Las Locuras de Isidoro y demás publicaciones dedicadas al público infantil. En aquel momento tenía la impresión de que era muy alto el número de pre-púberes que leían, semana tras semana las aventuras de nuestros patagónicos héroes. Sin embargo, me resulta sumamente llamativo el hecho de que las revistas carecieran de cualquier publicidad de alguna marca líder. Ni Coca-Cola, ni Arcor, ni Fulvencito (?) sólo por mencionar productos que pueden resultar atractivos para los niños (de paso me traen tráfico de Google), pusieron un centavo en publicidad en estas publicaciones infantiles. Por el contrario, las revistas estaban llenas de negocios bizarrísimos, entre los que se encontraban de cursos de detectivismo, aprender a dibujar caricaturas, hipnotismo u otras porquerías por el estilo. El éxito de esta publicidad es cuando mucho, discutible. Nunca conocí a alguien que se haya anotado en esas actividades. Esto nos lleva a dos reflexiones: primero, que probablemente quienes dictaran esos cursos horribles fueran los propios editores de las revistas. En segundo lugar, estas revistas deben ser de las pocas publicaciones en la historia que son solventadas exclusivamente por el precio de tapa que pagan los lectores.Debe ser un caso para el estudio de las cátedras de comunicación. En mi opinión, debe tener que ver con el hecho de que para la década del 80, los niños no constituían aún un mercado en sí mismo. Pero esa es una idea para otra entrega.