Lamentablemente no encontré la foto en la que el Che está con un poster de Silvio, porque si no…
En líneas generales me encuentro cómodo con la idea de la militancia. Apoyar a una idea, un modelo político, una mujer, una religión, un club de fútbol, me parece positivo. Creo que esas son las cosas que le dan sentido a la vida, que nos confieren identidad. Sin embargo, hay algunas cosas de la militancia que no me convencen. Fundamentalmente el no poder manifestar mi desacuerdo en las pequeñas cosas. Por alguna razón, estas minucias pasan a tener demasiada importancia, a convertirse en cuestiones de vida o muerte. Por ejemplo, la música de Silvio Rodríguez me parece horrible, pero no puedo decirlo; le estaría haciendo el juego a la derecha (?). Yo entiendo que el chabón es copado, del palo, que él le canta a la revolución cubana y que después de Fidel y su hermano no hay personaje más icónico de la lucha antiimperialista. Pero su música no me gusta nada. Lo he intentado. He oído sus canciones, he visto especiales sobre él en la tele y hasta fui a ver al chabón que lo imita que le hace los homenajes (se llama Querido Silvio: huelgan los comentarios) y no puedo lograr que me guste.
Me parece que “Ojalá” está buena, lo que es peor que no te guste para nada. Si sólo te gusta la música comercial de Silvio (cómo si semejante cosa existiera) te convertís de manera inmediata en el tipo que no entendió nada. Aunque tengo a mi favor que la del unicornio, por lejos la más conocida de su repertorio, me parece un pelotazo.
Lamentablemente no puedo gritar a los cuatro vientos que no me gusta la música de Silvio; que me parece un buen tipo, pero que no me cabe su repertorio; que todo bien con la revolución pero no por eso nos tenemos que fumar el disco entero de Silvio Rodríguez. Con qué cara iría a la “Casita Cultural de Humahuaca” (?) si se enteraran del poco placer me causa su música. Me convertiría en un paria, un verdadero paria.
Se va formando en nuestros pobres corazones torturados una nueva categoría. Existe la música que nos gusta, la que no nos gusta y la que nos gustaría que nos gustara. Tomemos a Bruce Springsteen como ejemplo. El tipo es una especie de héroe de la clase trabajadora yanqui; un hombre que cuenta las penurias del hombre común, explotado por los grandes capitales en los viejos centros fabriles del Este de los Estados Unidos; un artista que denuncia con todas las letras las injusticias a las que los Goliats (?) modernos someten a los pobres Davides proletarios. A uno no le queda más que amar a un tipo así. Bueno… todo bien, pero la verdad es que no me gustan sus canciones. No puedo hacer nada para evitarlo. Hay tardes enteras en que me encierro a mirar a Rial (?) y a meditar sobre cómo se facilitaría mi vida si realmente me gustaran las canciones del bueno de Bruce. Puedo fingir, y cantar entre dientes “Born in the USA”, pero me engaño a mí mismo. Simplemente no es para mí.
En estos días me volvió a pasar. Escuché las declaraciones del cantante de Calle 13 sobre la independencia de Puerto Rico, sobre su admiración por las madres de Plaza de Mayo y su apoyo a las causas de derechos humanos e inmediatamente surgieron mis ganas de que me gusten sus canciones. Sin embargo, de nuevo sufrí una decepción. Por alguna razón, (creo que la edad puede formar parte de la explicación) no me gusta el Reggaeton. Y si bien a veces meten unos riffs rockeros, la verdad es que no me gustan. Yo entiendo que la militancia requiere sacrificios, y tampoco estoy pidiendo que me dejen leer poemas de Borges en las marchas, pero creo que uno podría sincerar algunos gustos musicales sin tener que sufrir el ostracismo. Sería importante que reflexionemos un poco sobre el tema, le estaríamos haciendo un bien a la democracia (?).
lo mas triste es que el representante musical de kristina es Ignacio Coppani (?)no hay forma de quererlo
ResponderEliminareso si es militancia, porque los mencionados en el blog podran gustarte o no pero tienen sus fans, pero coppani!!! no le conozco un solo fan, hasta anibal fernandez (defendedor por naturaleza y fuerza de choque verbal k)le va a los redondos y no lo reconoce a coppani como un tipo del rock and roll
ResponderEliminarNuestro militante Zurdito,El Indio Gasparino se dio cuenta que la gente lo seguia, no por sus canciones, sino por su militancia, entonces se cambia el nombre a Facundo Cabral y luego de algunas decadas le vuelve a pasar lo mismo y nuevamente se cambia el nombre y hoy lo conocemos como Zambayonny, veremos en proximas decadas que será de nuestro militante.
ResponderEliminarFijense lo que le paso a Piero es mas conocido como colchon que como cantante.
Juanma: No es por tirar mala onda pero yo a Copani lo banco un poco,de hecho tengo un vinilo de lo atamos con alambre. Lástima que es tan gallina...
ResponderEliminarGuille: Qué grande Piero, es tan grande que espero que no cante nunca más.
Elque era un referente de militancia encubierta era Donald que cantaba "compañeros,shinkendengue, shinkendengue, siempre fuimos compañeros" en una clara alusión al peronismo en general y a la tendencia revolucionaria en particular.
A mí me pasa un poco con el compañero Neruda o con Mario Benedetti. Todo bien con su altura de poetas comprometidos...pero no me banco sus poesías. Sí, hay que crear una categoría epistemológica in media res: **poesía que me gustaría que me gustaran**
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