¿Casualidad o Causalidad?
Cada vez que escucho a alguien empezar con la frase “Yo no creo en la casualidad…” dos cosas me vienen a la mente; por un lado la certidumbre de que la frase concluirá con “…creo en la causalidad” y que nos encontramos ante alguien que tiene una atracción por los lugares comunes comparable con los del Rabino Bergman y José Narosky. Vulgarmente podríamos suponer que la frase en sí postula que existe un divorcio entre los hechos casuales y el principio de causalidad. Si quisiéramos ser mal intencionados, podríamos suponer que para quienes pronuncian esta frase, existen momentos en que las leyes de la causa y la consecuencia pueden llegar a no aplicarse. En realidad, como la mayoría de los lugares comunes, el postulado inicial es perfectamente válido, pero su uso se ha degenerado tanto que quiere decir algo completamente distinto. Tomémonos un segundo para analizar que es lo que se encierra en tan curiosa frase.
Supongamos el hecho casual por excelencia, nos encontramos con un conocido en un lugar donde ninguno de los dos debería estar, por ejemplo Necochea. ¡Qué Casualidad! diríamos todos nosotros con justa razón. Sin embargo, no faltaría quien pronuncie con cara de circunstancia que no cree en la casualidad, sino en causalidad. En el fondo, en el sentido estricto de la propuesta, tiene razón. Hay una serie de causas que nos llevaron a estar a los dos en Necochea en el mismo lugar, siendo la principal el habernos decidido a ir a Necochea en el mismo momento (?) Por supuesto que esta es una verdad de perogrullo (?) Nadie cree que la gente llega a Necochea por arte de magia, ni desconoce que la consecuencia más lógica de tomarse un micro a esa ciudad es la de llegar a Necochea (?) Lo que se plantea como casual es la coincidencia, no el método empleado para que esto ocurra.
Pero la perversión del lugar común radica en el hecho de que quiénes reivindican la causalidad, no lo hacen en nombre de una racionalidad irrebatible; sino que lo hacen por las más variadas razones esotéricas. Postulan que creen en la causalidad porque en su concepción de la historia, todos los eventos responden a una causa mayor; pero no a la necesaria concatenación de eventos que postula el principio de causa y consecuencia, sino a un designio metafísico. Así que de repente, pasamos de una afirmación que ponía el énfasis en una explicación racional de la realidad a una afirmación que nos pone en el medio de una teoría conspirativa. Por eso, mejor desconfiemos de ese tipo de afirmación. Por las dudas.
Para variar: el post es muy bueno.
ResponderEliminarPero hay algo que me inquieta muchísimo. A saber: cuáles fueron las palabras que usaste para encontrar la imagen (obviamente mi inocencia no me deja creer que está armada con photoshop).
Se imaginará, mi querido Maxi, que un ilusionista (?) como yo (?) no puede ir por ahí develando sus secretos. Por lo menos sirvió para que confirmemos el hecho de que Batman (por lo menos en Indonesia) es nombre de Varón. Buen nombre para el hijo mayor de la familia.
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