La va a mirar todo el mundo, pintale arriba del antióxido por lo menos.
Cuando uno está en condiciones de ahorrar durante dos mil años (dejémoslo ahí), digamos que llega un momento en que te podes construir una basílica de San Pedro. Digamos que si, además, se tiene buen gusto; te podes hacer una capilla Sixtina. Ahora, seamos buenos entre nosotros. ¿No había un manguito más para poder poner una chimenea más copada? De onda…
Y ahora que llego el austero Francisco, la van a hacer guita y van a poner el tubito de cartón de adentro del rollo de servilletas, que mandó guardar ayer, cuando lo iban a tirar.
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