Herramientas con la capacidad de matar a una persona + 10 (?)
Quisiera empezar declarando que soy un perfecto inútil, incapaz de realizar un arreglo doméstico o llevar a cabo las funciones que el occidente cristiano a designado para el hombre en el ámbito doméstico (?) No obstante lo mencionado, debo decir que las ferreterías son, por lejos, los mejores lugares del planeta. En primer lugar, en la ferretería se venden objetos que tienen nombres hermosos como ménsula o vástago, que ya de por sí justifican la existencia del negocio. Por otra parte, si la ferretería es lo suficientemente grande tendrán en exposición máquinas capaces de mutilarnos para todo el viaje (?). No tengo ni idea para que puede servir una amoladora o una sierra circular, pero definitivamente quiero una. Ese tipo de herramienta se conecta sin intermediarios con el alma masculina y la interpela directamente. Si pudiera tener acceso a un martillo neumático o a una motosierra, creo que me perdería para siempre.
Sin embargo, creo que lo fundamental en una ferretería es que podemos tener la seguridad de encontrar lo que estamos necesitando. No importa el tamaño de la rosca que buscamos, el largo de los tornillos o la cantidad de quemadores del mechero, uno descansa sabiendo que puede encontrarlo en la ferretería. Es que debemos enfrentarnos con la verdad, el mundo de los adultos no se encuentra lleno de seguridades y certezas. Muy por el contrario, uno sólo cuenta con la confirmación de que el mundo funciona realmente de la manera opuesta. Es por eso maravilloso contar con un lugar (aunque más no sea uno) en donde la obtención de lo buscado no depende realmente de nuestra habilidad o desempeño. Un lugar en donde se encuentre todo lo que uno pueda necesitar, sin necesidad de mayores esfuerzos. En resumen, un lugar donde uno pueda volver a ser niño y confiar en la eterna providencia de alguien (en este caso el ferretero). De hecho, una de mis múltiples concepciones del paraíso (ninguna de ellas teológicamente consistentes) se trata de una enorme ferretería en donde Dios dispone de una inagotable provisión de cueritos y en dónde nuestros problemas nunca son más graves que una canilla que gotea.